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Siempre luna

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Los ojos de la noche me miran en este paraíso en decadencia. Luz de una vela en silencio, pasa por mi costado un sueño, un sueño azul marino arrastrado por el oleaje, en un velero que se aleja hacia el olvido... De lejos lo miro, ¿o estoy a bordo? Trepada al tejado del cielo nocturno, conmovedor retrato de lejanía. El misterio envuelve el paso de las horas que se alejan, que no vuelven. Que se pierden en la soledad acompañada por la llama blanca de la Luna encendida en la oscuridad de las sombras. Promesa de un sol que no quiero despertar. ¡Que sea siempre Luna!, ¡que reinen mis sueños! Que sea eterno el viaje de mi velero. Que no se consuma mi vela encendida. Quiero existir solo en la noche, en la tenue luz del misterio a bordo de este sueño.

Durmiendo

  Mira a tu alrededor…, la vida está surgiendo a borbotones mientras te desmayas de muerte, inerte como la piedra.   Porque la luna estaba llena y ahora está menguando en el signo del cangrejo, que camina de costado.   La marea está baja, el reloj, detenido, y yo aquí, dormido entre ensoñaciones que lastiman como la luz, al abrir los ojos.   Y me pregunto si es temprano o si es tarde para seguir durmiendo hasta la próxima primavera.

Vivir sintiendo

  Ojalá aquel último beso hubiese durado más tiempo. Nunca más sentiré tus labios.   Si hubiese sabido que era el último, no me permitiría interrumpirlo diciéndome que se te hacía tarde.   Ese último beso es el recuerdo torturante que deberé borrar, no sin antes luchar con mi tozuda manía de aferrarme a lo hermoso.   Esa loca pretensión de respirar al unísono contigo. Esa extraña ambición de querer vivir sintiendo.

Un excluido

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  Dicen que este mundo es ilusión, que siempre es insatisfacción, pero por qué promete tanto… En la distancia hay que mirar para ver el desencanto de la gaviota sin hogar.   Dicen que la vida es respirar, que no se puede esperar más, que la alegría es un momento. Perpetuo sol que al despertar me alimenta el pensamiento creyendo en la eternidad.   Dicen que conocer la verdad deja una oportunidad de acertarle en el discurso. Mejor callar y ver pasar el velero que se va en su rumbo hacia altamar.   Dicen te tenés que acostumbrar a la completa soledad para estar bien con uno mismo. Como la flor que, tan tenaz, sin sentido, sin un plan,   surge en la grieta del camino.   Dicen que estar solo una vez más es otra oportunidad de encontrarse en el buen rumbo. Maldito amor que veo brillar lejano en el horizonte, más allá de mi final.   Dicen que no hace falta saltar, un cielo abierto atravesar, para caer en el abismo.

Mala partida

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  Alicia está en el barro. La brecha de la siesta con sus sueños navegantes y el naufragio de la estrella de Belén le dan consuelo.   Alicia está bailando con otro príncipe de las tinieblas mientras clama su regalo que nunca llega. La corona de espinas, hundida en la frente, extrae la pasión que se derrama en el suelo, inerte.   Alicia está durmiendo en una nube, y, al despertar, se lleva unos trozos a la Tierra, que terminan siendo algodón de azúcar derretido entre sus manos.   Alicia perdió el corazón en una copa. Se lo llevó el rey de bastos o la sota de espadas. Contra el muro dejó ver sus cartas a cambio de una sonrisa sin alma, y un camino de oro, pero sin corazón.